Pseudoentidad.

¿Quién habrá sido el pseudodios que supuestamente me ha creado? Lástima que es solo un constructo de mi imaginario Porque si existiese semejante agravio, juraría matarlo; Es menester hacerlo fenecer ante tanta insensatez e insolencia, que me envió a ver sin mi aquiescencia Y la única forma de cumplirme ese deseo vehemente es utilizar tan ignipotente lingüística Para pulverizar tal pseudoente Aunque eso sería malgastar versos en la indolente nada.

En el dado caso de que esté equivocado, Sabes que este disgusto es normal Pues me resulta, cuando menos, desconcertante Observar cómo al necio gregal le das respiración para poder hablar hez fecal Mientras que al que quiere promulgarte le dejaste esa parte sin terminar Ahora estoy rimando y versificando cual animal racional Cuyo modo de expresarse, con total accesibilidad, Es mediante una poética severidad.

Si esta cosa llamada «poema» te suena anormal a mi ánima, es por un lapsus fatal Y sé que esto solo finiquitará cuando sea la hora del acto voraz Mientras tanto, en la deshora, voy a desasosegarme y expresarme Por inexorable necesidad Pues retener el deseo sexual solo engendra perversidad.

Atentamente: Amatérazu.